Cuando quieres construir una red que requiere grandes distancias, altas velocidades y conexiones de gran ancho de banda, no hay lugar a dudas: la fibra óptica es la mejor opción.
Para entender el por qué, y en qué ocasiones sigue siendo preferible elegir el cable, es importante entender la diferencia entre ambos.
Ambos tipos de cable transmiten datos, pero lo hacen de forma muy diferente. El internet por cable trenzado lleva impulsos eléctricos a lo largo de sus hilos metálicos. Por su parte, la fibra óptica transporta pulsos de luz a través de hilos de cristal flexibles. La diferencia normalmente equivale a que la fibra es la mejor solución para redes nuevas o actualizadas, y por ello valen la pena esa mayor inversión inicial.
5 razones por las que elegir fibra óptica
1. La fibra óptica está preparada para el futuro
Cada año, la cantidad de datos que consumimos crece, y también lo hacen los requerimientos de ancho de banda. Invertir en una instalación de fibra óptica te permitirá navegar a velocidades futuras sin tener que reemplazar el cableado.
Una red troncal multifibra sólida en un entorno estructurado durará años, incluso décadas, y lo más probable es que sigan siendo capaces de soportar los anchos de banda cada vez mayores. Por otra parte, la esperanza de vida útil de una instalación basada en internet por cable es de un poco más de cinco años.
2. La transmisión de fibra puede cubrir grandes distancias
Ambos tipos de cableados sufren de atenuación o un debilitamiento de la señal conforme aumenta la distancia. Sin embargo, los cables de fibra óptica pueden trasmitir datos hasta distancias mucho más largas. Es más, la diferencia de la distancia que puede recorrer la fibra óptica en comparación con el cableado es abrumadora.
Los cables de cobre están limitados a distancias de hasta 100 metros. Distancias más largas son teóricamente posibles, pero podrían introducir otros problemas, haciendo que el cobre deje de ser un método de transmisión fiable para distancias largas. La fibra óptica, dependiendo de la señal y tipo de cable, puede transmitir hasta algo más de 34 kilómetros.
3. Ahorra espacio y mejora la gestión de cables
Los hilos de la fibra óptica son realmente finos. De hecho, se miden en micrones, que son la milésima parte de un milímetro. La medida más común de cable de fibra óptica tiene el mismo diámetro que un cabello humano; y no obstante, son capaces de transmitir grandes cantidades de datos a una velocidad mucho más alta que su contraparte de cobre. Los cables de fibra óptica, al ser tan finos, requieren de un revestimiento protector que los engorda hasta 2 mm.
Hay muchos bonus adicionales a este menor tamaño de los cables: el espacio que queda libre debido a la reducción de los cables permite que el centro de datos ventile mejor, hace que acceder al equipo en el que está enchufado sea más fácil, y en general, se ve mejor mucho mejor estéticamente.
4. La transmisión de fibra óptica es más rápida
La forma estándar de medir la velocidad de transmisión de datos es a través del ancho de banda. Hoy en día, este se mide en gigabits de datos por segundo (Gbps), o algunas hasta en terabits por segundo (Tbps).
Las transmisiones por cable tienen un máximo de 40 Gbps, mientras que la fibra óptica puede llevar datos a una velocidad cercana a la de la luz.
5. Los cables de fibra son impermeables a las interferencias electromagnéticas
Por su propia naturaleza, la señal eléctrica que viaja a través de los cables de una red de cableado de cobre genera un campo de interferencia alrededor de los cables. Cuando tienes múltiples cables uno al lado de otro esta interferencia puede afectar a los cables contiguos, dificultando así la comunicación deseada.
La transmisión a través de haces de luz de la fibra no genera ninguna interferencia electromagnética, por lo que esta resulta una opción más segura, y que requiere de menos retransmisión.